lunes, 9 de diciembre de 2019

Reseña: Los muertos no pagan IVA de Sergio Morán ( Parabellum 2 )

No voy a hacer comentarios sobre lo mucho que hace que no hago una reseña, lo mucho que me va a costar o blah, blah, blah...

¡Vuelve Parabellum! ¡Verónica Guerra! La mejor (o única) detective sobrenatural de Barcelona se embarca en una nueva aventura... ¿fuera de Barcelona?

Ojo: Como siempre, podéis leer esta reseña sin miedo a spoilers sobre esta novela. La primera novela de Parabellum (El Dios asesinado en el servicio de caballeros) es juego limpio. Si no te la has leído ve a la reseña —arriba enlazada— de esa novela y ya si eso cuando te la leas te vuelves a esta. Si quieres saber si la segunda merece la pena para ver si lees las dos... Si te gustó una te gustará la otra. 

Y con esa idea arrancamos la reseña. No, la segunda parte de esta saga —sí, saga, la tercera está en proceso y saldrá eventualmente, y si queréis saber cuándo seguid al autor en su Twitter— no rompe la formula del original. Seguimos teniendo humor, mitología sobrenatural mezclada con tópicos de todos los días, acción e incluso un poco de rollete amoroso. Todo lo que está en Parabellum 1 está en la segunda parte. Entonces, ¿qué tiene de bueno si es todo lo mismo?

Que Verónica sigue teniendo carisma para dar y tomar. Que mi miedo de que Barcelona se nos quedase pequeña en un par de novelas se resolvió antes de que ocurriese con una preciosa visita a Madrid (aunque a lo mejor tienen algo que ver que ahora esté viviendo en la capital y las referencias me toquen más de cerca). Que el caso es interesante. Y muchos más 'que's que vamos a analizar un pelín. 

El personaje de Verónica se engrandece mucho en esta novela. La última vez que la veíamos estaba envuelta en una situación casi trillada: ¿Cómo puedo hacer funcionar mi vida normal y mi vida súper?. Pero ese planteamiento nos venía hasta bien. Como hemos visto tantas veces la lucha Peter Parker vs Spiderman nos vamos directamente al meollo de la cuestión: cómo reacciona este personaje en concreto. Pero ahora sus conflictos son mucho más complejos. La habíamos dejado enganchada a la ambrosía, sin novio, y echa mierda por dentro y por fuera. Y ahora se ve al campo y de ahí a Madrid, a seguir trabajando porque las letras del coche de tercera mano no se pagan solas. Donde le tocará lidiar con todos los problemas que dejó atrás y otros nuevos a la vez que nos ofrece un poco de exploración extra de su pasado. Y tenemos una evolución de Verónica bien llevada a lo largo de esos problemas que hace que yo no pueda esperar a ver si algo la puede parar en sus próximas aventuras. Como dato que si no tenéis es un puntazo a la hora de leer la novela: se explora la familia de Verónica y un poco de dónde le sale el querer ser detective sobrenatural. 

Porque además de tener ese subidón de calidad en el conflicto interno de la protagonista hay otra cosa que, aunque no sé si es consecuencia o causa de querer desarrollarla con unos conflictos más complejos, tenemos un caso entre manos con mucha más chicha que el úlitmo. Parece que Morán ha conseguido pasar de hacer una novela de humor con la matriz base de una novela de detectives a hacer una novela de detectives paranormal humorística. Es decir, la trama ya no es secundaria a la risa. Están mucho mejor entrelazadas y lo he llegado a pasar realmente mal en algunas escenas mientras me estaba riendo. No es una novela que devoras porque es más ligera que una CocaCola Zero y enganchas capítulos como cuando entras a ver un monólogo en YouTube y al final has visto seis porque de uno se pasa a otro sin esfuerzo. Es una novela que muestra que el autor ha aprendido a conseguir enganchar sin bajar la calidad del humor ni diluir su aparición.

Y si ya hemos hablado de Verónica, de la novela en sí lo único que me queda es dedicarle unas líneas a ese mundo sobrenatural que Morán está expandiendo poco a poco por toda la península. Esta vez, como ya he dicho, la ciudad donde se desarrolla la novela es Madrid. Y si en Barcelona los mitos de los que se nos hablaban eran más clásicos (panteones nórdicos y griegos, algún vampiro...) aquí parece que ha hecho un esfuerzo por atarlo más a los propios mitos de la ciudad. Es cierto que te la juegas un poco más con la gente que no es de ahí porque se pueden acabar perdiendo algo (y me sigue doliendo que me digan que la Santa Compaña pasa por Madrid...). Pero a cambio empieza a crear una marca de mundo que puede expandir mucho más que la idea que tenía originalmente, resulta más fácil darle su tono personal y hace que yo me pregunte a dónde puede viajar Verónica en un futuro. Sé que probablemente vuelva a Barcelona durante un tiempo pero un viaje por Euskadi puede ser mágico. 

Y esto es todo. Si os gustó la primera parte esta os va a encantar más aún pero si no os acabó de convencer, o bien porque no era vuestro tipo de humor o porque no disfrutasteis del mundo... Os diría que no os embarquéis en esta aventura. Y si os gustó y queréis leer más del autor yo tengo pendientes Lingotazo y su relato en la Antología Haberlas Haylas. No sé cómo serán pero dudo muchísimo que Morán decepcione a estas alturas del caso.

Nota: Hay unos relatos cortos sobre casos breves que incluían en el Patreon por EPUB y que son más que recomendables para refrescaros del estilo antes de empezar con lo que es la novela en sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario