miércoles, 13 de septiembre de 2017

Reseña: Primera Temporada de Enric Pardo


★★✩ Dios, hace demasiado que leí este libro. En serio, he tenido que revisar mi timeline de Twitter porque me acordaba de que lo había encontrado por casualidad en el FNAC de Donosti y me lo había leído del tirón en el Koh Tao. No soy mucho de hacer fotos-postureo en redes sociales y antes bastante menos que ahora, pero me ha apetecido rescatar el libro y el día. 


Esta semana me ha tocado reordenar estanterías y me lo reencontré y le dí un repaso rápido antes de prestarlo. Y recordé por qué me había gustado tanto. Y aquí estoy, haciendo una reseña de un libro más de tres años después. Aunque se ve que sí que le puse nota en Goodreads, he estado a punto de bajarlo al 3/5 antes de contenerme. A veces odio el sistema de puntuación. Sé que tiene su función y yo mismo lo he defendido unas cuantas veces... Pero es que pongo este libro en la estantería con otros de 4/5 y me parece que lo estoy sobrevalorando. Por mucho que me encante. Sé que literariamente hablando no está al nivel de, digamos, American Gods de mi querido Gaiman, pero no lo he disfrutado menos. Y como al fin y al cabo yo vengo aquí a ser completamente subjetivo y a que mi opinión no valga una mierda por mucho que la intente justificar pues... En 4/5 se queda. 

En parte supongo que es por mi debilidad a las referencias a cosas que me gustan. Es uno de los motivos del éxito de Ready Player One, aunque tampoco me gusta cuando me las meten con calzador y lo hacen mal (Armada es, por supuesto, el primer ejemplo que se me viene a la mente). No tienen que ser necesariamente frikis, aunque eso obviamente en mi caso es un plus completamente gratuito, pero tienen que estar bien hechas. Algo parecido al mimo. Tienen que servir a la trama, o por lo menos ayudarla en algo en lo que pudiese fallar. Y en este caso todo gira alrededor de Cliff. Es lo que le da vidilla y razón de ser al personaje. Marca sus diálogos, sus decisiones y hasta su maldita pseudo-religión/sistema de creencias. Es el protagonista, así que si fuese completamente plano la novela perdería aguas por todos los lados, y tampoco es un personaje muy complejo que digamos, pero es pasable. Y ya que me lanzo a hablar de personajes tengo que hablar de California. Porque, si Cliffhanger se acepta por su condición singular de serie-adicto con la que simpatizas, California se merece que la encierren en una caja junto a todas las que son como ella y no se abra hasta que solo quede fuego y dolor. ¡Por Dios, es que es otra maldita Manic Pixie Dream Girl de manual! Otra Summer, otra Annie Hall, otra Ramona Flowers... Es una más y peor. Tiene todos los clichés del arquetipò y no tengo nada que decir a su favor. Y no es porque el autor no sepa hacer buenos personajes; el padre de Cliff, Aina, e incluso la representación que hacen del jodido Toliol me llama mil veces más. Pero es que cada vez puedo menos con el arquetipo de las MPDG. Me parece un recurso fácil y tan trillado como el discurso del malo malísimo en las películas de Bond, los rivales/villanos que se convierten en anti-héroes al final por fanservice, o los Deus Ex Machina más baratos.

Y después de tanto quejarme y solo decir que el libro tiene cosas "pasables" más me vale que levante la reseña más que simplemente diciendo: "es que habla de series y a mi me gustan las series, así que...". Porque la trama tampoco es increíblemente buena. Es más que correcta para este tipo de novela. Es sencillita, con un par de giros bien llevados hacia el segundo nudo y muchas vueltas chachis fruto de la interacción de Cliff con el elenco de secundarios que le superan como personaje. ¿Entonces, por qué defiendo la novela? Supongo que por el estilo. 

El autor tiene un estilo que se adapta perfectamente en la historia que te quiere contar. La primera persona es, lógicamente, obligatoria. Pero me parece curiosa la elección del presente. La narración casi tendría que caer en el pasado por inercia. Al fin y al cabo te está contando la historia de su vida. Pero hacer que te la cuente en presente le da a todo un aire de inmediatez, de forzarte a vivirla con él, a asegurarte a ti, el lector, que no tiene ni idea de cómo va a acabar esto porque lo estáis viendo al unísono, que queda muy bien. Estás en su cabeza, haces los flashbacks de exposición cuando toca, escuchas como se caga en el mundo cuando mete la pata y su línea de pensamiento cuando intenta arreglar las cosas. Ves la vida desde un punto de vista que hace que te encante Barcelona, y que quieras a la gente que él quiere y que odies lo imbécil que es a veces, porque al fin y al cabo, por muy cerca que te pongan a sus dramas siempre tienes un mínimo de distancia. Pero, aún con todo, consigue que quieras ser un poco Cliff. Consigue que vivas su amor por las series, por la Ciudad Vieja, que quieras meterte tres maratones de Los Soprano y conocer a Sorkin. Te hacen vivir una historia en primera persona queriendo ser el protagonista y eso que a veces tienes ganas de matarlo.

¡Y te lo pasas bien! A veces se me olvida que eso también debería ser un baremo. Es una novela entretenida. Tiene sus fallos y sus puntos fuertes. Pero es ágil, y divertida. Te ríes, y aprendes, y se te pasa volando, y al final parece que has leído una novela mil veces más corta y te deja con ganas de más. De más series, de más Sorkin, de ir al Antikaraoke, de salir de fiesta, de meterte un atracón de sitcoms. De llamar a tu maldito gato Starbuck (algo que no descarto hacer y admito haber sacado de aquí). Y si no queréis nada de esto porque no es lo que buscáis pues es perfectamente entendible. Suena algo genérico y difuso mientras que los puntos negativos son bastante claros y concisos. Pero eso hace que sea algo más divertido, ¿no? A pesar de saber exactamente que falla con la novela, tiene una especie de cosa semi-inexplicable que me encanta. La magia de la pequeña pantalla en papel. Casi.


Y, hasta que el autor se decida a cerrar el final abierto, nos deja con un apéndice precioso de más de una docena de series que ver. Y cómo yo tengo unas cuantas pendientes será mejor que empiece cuanto antes. O... podría volver a verme BSG. Al fin y al cabo, hasta que tenga una Starbuck en casa, es lo mejor que puedo conseguir.

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